Sierra.


Hace mucho que no amanece.

Buscamos formas de generar calor y luz artificial pensando que, algún día, el Sol volvería,
pero no volvió.

Dibujamos rosas y pájaros ansiando preservar la memoria y deseando que regresasen,
pero no lo hicieron.

Guardamos la esperanza de que algún día, por algún milagro estúpido, amaneciese.

Pero no amaneció.

Las calles se vaciaron lentamente, comenzamos a encerrarnos en el interior de las casas, y ése fue nuestro error.

Las luces dibujaron panorámicas nunca antes vistas, comenzaron a verse estrellas en el cielo, crecieron flores a los pies de las farolas; y jamás lo vimos.

Porque seguíamos aguardando al amanecer,

 porque nunca intentamos ver en la oscuridad.

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