Fénix.

Llegaste con ganas de comerte el mundo, creyendo que habías elegido bien, que era la opción buena, que tu futuro estaba ante ti y las cosas seguirían la misma línea recta que siempre habían seguido.
Pero te equivocaste.
Viniste, viste y te vencieron y pensaste que se había terminado para ti. El mundo te convenció de que una vez rota la línea recta ya no podías -ni merecías- regresar.
Pero lo hiciste.
Vencida, rota y sin alas llegas hoy al lugar donde todo empezó.

Y vas a reducirlo a cenizas.

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